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Orígenes de la guitarra clásica

Orígenes de la guitarra

 

Recopilando varios indicios que nos han legado diferentes escritores españoles, obtenemos una pista a la identidad de los instrumentos medievales que, en ausencia de una prueba absoluta, se pueden tomar en bastante consideración. De los escritos del español Juan Bermudo, aprendemos que la guitarra y la vihuela de mano eran prácticamente idénticas, difiriendo sólo en su afinación y de vez en cuando en el número de cuerdas. Se conocían tres tipos de vihuelas en la España de la Edad Media, distinguidas como vihuela da arco, vihuela da mano y vihuela da penola. Estudiosos españoles que han cuestionado este estado de identidad entre la guitarra y la vihuela manifiestan que la guitarra latina fue posteriormente conocida como vihuela de mano, una declaración totalmente apoyada por otra evidencia. Como la kuitra árabe se tocaba con una púa, no nos alejaríamos de la realidad identificándola con la vihuela de pénola. La palabra vihuela o vigola está íntimamente ligada a la palabra latina fidicula o fides, un instrumento de cuerdas mencionado por Cicero, que era construido con la madera de cierto árbol semejante a un plátano silvestre y que poseía además varias cuerdas. Otra señal en esta cadena de identificación nos proporciona San Isidoro, obispo de Sevilla en el siglo VII, quien sostiene que fidicula es otra designación para citara, “Veteres aut citharas fidicula vel fidice nominaverunt“. La fidicula era por consiguiente la citara, ya sea en su forma clásica original o en una de esas transiciones que la llevó a convertirse en la guitarra. Se explica de esta manera la existencia de un instrumento de mayor supremacía como la guitarra latina en contraste con la guitarra morisca. La guitarra en consecuencia proviene directamente de la cíthara clásica que introdujeron los romanos a España; ese arquetipo de eminente belleza que sirvió de base además para las perfectas proporciones y delicada estructura del violín. En un inventario realizado por Philip van Wilder sobre los instrumentos que pertenecieron a Enrique VIII se encuentra la siguiente cita que aclara nuestra cuestión: “foure gitterons with iiii. cases they are called Spanishe Vialles“. Vial o viol era el equivalente inglés de vihuela. Las transiciones donde la cithara adquirió un mástil y se convirtió en una guitarra se representan admirablemente en las miniaturas grabadas en el célebre Salterio Utrecht (Salterio es un libro canónico que contiene salmos), que dio lugar a tantas discusiones. El Salterio Utrecht se ejecutó en la diócesis de Reims en el Siglo IX, y las miniaturas, dibujadas por un artista anglosajón de la escuela de Reims son únicas, e ilustran el Salterio, salmo a salmo. Es evidente que el artista anglosajón dotado de un talento extraordinario y gran imaginación, se inspiró a partir de un antiguo salterio griego ilustrado perteneciente a los cristianos del Oriente, donde la evolución de la guitarra tuvo lugar.

Una de las representaciones más tempranas de una guitarra se encuentra en Europa Occidental, en un Pasional de Zwifalten, en el año 1180 D.C., que hoy en día está archivado en la Real Biblioteca de Stuttgart. En esta representación se ve a la Santa Virgen de Pelagia sentada en un jumento con una rotta entre sus manos, o una cithara en transición, mientras uno de sus sirvientes que encabeza la caravana sostiene una guitarra. Los dos instrumentos tienen tres cuerdas y las características de una guitarra con bordes de suave curvatura, con la rotta difiriendo al no tener un mástil.

El matemático Mersenne describe a principios del siglo XVII dos guitarras

españolas, una de cuatro y la otra de cinco cuerdas; la primera tenía una cabeza similar a la de una cittern, y la última con la cabeza echada hacia atrás en un ángulo obtuso con respecto al mástil, como en la guitarra moderna. También menciona la tablatura italiana, francesa y española que probablemente ya gozaban de cierta popularidad y estaban en boga en Francia, Italia, así como en España. Mersenne sostiene que las proporciones de la guitarra exigían que la longitud del mango, desde la cejuela hasta la boca debería ser igual a la longitud de la caja desde su extremo inferior hasta el centro de la boca.

En el famoso Pórtico de la Gloria, en la Catedral de Santiago de Compostela, donde los peregrinos de la edad media llegaban de toda Europa para venerar al apóstol Santiago, se encuentra una escultura de Santiago y la imagen de Jesucristo que es rodeada por 24 ancianos y todos ellos con instrumentos musicales.

Entre todos estos instrumentos se puede identificar uno que tiene la forma de una guitarra, y se asume que representaría la vihuela original, una antigua viol española. Sus lados son curvos, pero no existe un arco que sea sostenido junto al instrumento; sin embargo, esta no es prueba alguna que se hacía uso del arco desde que el escultor lo pudo haber omitirlo. Una copia de esta obra maestra se encuentra hoy en día en el Museo Victoria y Alberto de Londres. Este pórtico fue construido el año 1188 por el artista Mateo. Cien años más tarde se tienen pruebas que existían varios tipos de vihuelas, y en algunas de ellas con certeza no se usaba el arco para tocarlas.

En el siglo XIV dos nombres se usaban en España: guitarra latina y guitarra morisca. Estos nombres aparecen varias veces en los poemas del Arcipreste de Hita (1283 ? – 1350) y ya eran conocidos en Francia hacia el año 1349. La guitarra sarracena ya fue mencionada también el año 1300. La obra Tres Libros de Música en Cifras para Vihuela, publicada en Sevilla el año 1546 por Alonso Mudarra, es la primera en incluir composiciones para una guitarra de cuatro órdenes.

Miguel de Fuenllana también incluye composiciones para este instrumento en su libro de tablatura Libro de música para Vihuela intitulado Orphenica lyra, publicado en Sevilla en 1554. La guitarra se la denominaba “española” cuando empezó a hacerse de cinco órdenes regularmente.

El “inventor” de este instrumento por largo tiempo se creyó que era el español Vicente Espinel (1550-1624), autor de la novela picaresca “La Vida de Marcus Obregon, Esquire”, que Le Sage la rescribió convirtiéndola en “Las Aventuras de Gil Blas”. Quién se encargó de atribuir esta invención a Espinel fue el dramaturgo Lope de Vega; esta declaración es refutada por Doisi de Velasco (1640) y Gaspar Sanz (1684) en sus tratados sobre la guitarra española. En contra de Espinel está el hecho que, once años antes de su nacimiento, Bermudo que escribe en 1544, menciona una guitarra de cinco órdenes. Espinel, no obstante, si no fue el inventor de la guitarra española de cinco órdenes, ha sido probablemente quien se encargó de hacer de ella un instrumento popular tanto en la clases alta y baja de España.

Para fines del siglo XVI, cuando la música de contrapunto empezó a declinar, la guitarra española comenzó a ganar una mayor aceptación. Y no es que la guitarra era o es incapaz de tocar el efecto de contrapunto; ya que hoy en día un buen guitarrista cambiando la afinación de algunas cuerdas es capaz de tocar las más complicadas fantasías de los vihuelistas españoles. El tratado más antiguo sobre la guitarra española es aquel de Juan Carlos Amat, publicado en Barcelona, (en 1586 y ediciones posteriores). El instrumento prontamente se hizo conocido en Italia. La “Intavolatura di chitarra alla spagnuola” de G. A. Colonna apareció en 1620. En Francia el método de Luiz de Brizeño fue publicado en 1626 (París, Pierre Ballard). Asimismo, numerosos trabajos aparecieron en España, Francia e Italia durante el siglo XVII. A mediados del siglo XVI la guitarra ya empezó a ser popular en estos países (España, Francia e Italia). De hecho, un autor anónimo francés sobre un tratado de como tocar laúdes y gitterns, publicado en 1556, declaró lo siguiente: durante los pasados 12 a 15 años “todos” tocan la guiterne y el laúd está prácticamente fuera de uso.

(II). Acerca de la afinación y forma de las primeras guitarras

Las primeras guitarras tenían una caja de resonancia más pequeña y el fondo menos profundo que nuestras guitarras de hoy en día, las escotaduras laterales eran menos pronunciadas, el mástil más largo y angosto, terminando en una cabeza plana con clavijas de madera para cuatro órdenes de cuerdas; un cordón para la chanterelle (1º cuerda) y las 3 últimas en pares – era un instrumento esbelto y elegante. Adrián LeRoy, escribe a mediados del siglo XVI, y confirma que tenían 4 órdenes de cuerdas afinadas en intervalos de una 4ta, una 3ra mayor, y una 4ta. Esta es la afinación que Bermudo se refería como la “nueva” afinación, y que correspondía a aquella de las cuatro cuerdas intermedias del laúd y la vihuela. La “antigua” afinación difería de la nueva solamente en que la última o cuarta cuerda se afinaba un tono más bajo. La nueva y antigua afinación es mencionada por Alonso de Mudarra en sus “Tres libros de música en cifras para vihuela” que datan de 1546. La afinación más común para las guitarras de cuatro órdenes era c0 f 0 a0 d1 (añadiendo G0 y g1 se tienen los afinaciones modernas del laúd y la vihuela). Praetorius en 1618 nombra la siguiente afinación: f 0 b0 d1 g1. En la época que el quinto orden fue adoptado, el instrumento empezó a conocerse fuera de España como la guitarra española; se estableció rápidamente en Italia ganando popularidad y prontamente se difundió por toda Europa.

La nueva cuerda era afinada una 4ta más baja que la cuerda en c0, es decir, G0. De acuerdo a Trichet, 1640, que todavía usaba el antiguo término de gittern, manifiesta que la guitarra se tocaba bastante en Francia e Italia, pero más aun en España; él comenta que el espesor desde la tapa armónica hasta el fondo era de 3 a 4 dedos, el mástil tenía un espesor de 3 dedos y con 8 trastes, la boca poseía una roseta; también menciona la guitarra de cinco órdenes, todas en pares excepto por la chanterelle, y el hecho que también pudieran construirse guitarras con el fondo bombeado como la guitarra batente y Chitarra Batente Giorgio Sellas. Poco tiempo después, la chanterelle también fue duplicada, y este tipo de encordadura se mantuvo vigente hasta mediados del siglo XVIII, pero la afinación se subió en un tono durante el siglo XVII a A0 d0 g0 b0 e1. Espinel hizo uso de las dos afinaciones, de tono alto y bajo, pero desde la época de Ribayez (en 1677) la afinación de tono más alto prevaleció.

En España la guitarra fue un instrumento de la clase media, en contraste con la vihuela que era tocada por la aristocracia. De acuerdo a Praetorius, en Italia era un instrumento en mano de charlatanes y saltimbanchi, pero para fines del siglo XVII, se convirtió en un instrumento de moda, especialmente en Francia, que se dice fue introducida por los actores italianos a París.

Fabricantes como Stradivarius y Tielke no dudaron en construir estos instrumentos, muchas veces excesivamente ornamentados.

En el siglo XVIII la guitarra se convirtió en un instrumento para los principiantes, por lo tanto la encordadura se hizo más simple: los cinco pares de cuerdas abrieron curso a las seis cuerdas simples, afinadas E0 A0 d0 g0 b0 e1, como hoy en día.

En el siglo XIX las clavijas de madera fueron remplazadas por tornillos metálicos, se amplió la caja de resonancia aumentando las escotaduras laterales, engrosando la caja y se abandonó el uso de rosetas en la boca.

(III). Los tres últimos siglos de desarrollo.

En el siglo XVII Italia fue indiscutiblemente el centro de la guitarra, pero en el siguiente siglo nacerían otros centros guitarrísticos, como Francia, y en especial Alemania. Lo que dio lugar al surgimiento de la guitarra en Alemania, donde la música barroca llegó a un punto culminante con los maestros Bach y Haendel, fue que el uso del laúd se torno impracticable ya que llegó a tener hasta 24 cuerdas y la técnica necesaria demandaba muchos esfuerzos del ejecutante; entonces los músicos se dieron cuenta y se decidieron por tocar la guitarra, que era un instrumento más noble. Esto permitió que la guitarra se expandiera por otros países del este de Europa como Holanda, Bélgica, Polonia, Checoslovaquia, y Rusia. A fines del siglo XVIII y principios del siglo XIX la guitarra española se convirtió en un instrumento en boga en todo el continente europeo.

Sin duda el paso más grande que se dio en el siglo XVIII fue la adición de la sexta cuerda, que como se dijo anteriormente fue Jacob Otto de Jena quien la añadió, pero que probablemente ya era usada en Italia. En el siglo XIX, la guitarra alcanzaría su punto máximo de desarrollo; varios fueron los factores que permitieron el desarrollo de la guitarra. Los cambios sociales a causa de la Revolución Industrial, ayudaron en sobremanera al establecimiento de la guitarra, las mejoras en los medios de transporte como los trenes, permitió el desplazamiento de los concertistas y por consiguiente el divulgamiento de sus obras.

 

 

 

 

 

El personaje más importante de esta época es sin duda el español Fernando Sor (1778-1839). Aunque Sor fue un gran compositor escénico, sobresalió por sus composiciones para guitarra. Después de la Guerra Peninsular llevó la guitarra con gran suceso a Inglaterra. Sus composiciones de gran acogida relegaron la guitarra inglesa o citra (Fr. cistre, Al. Zither, It. Cetera). Este instrumento era diferente en forma, una cittern con cuerdas metálicas, de seis órdenes, dos de ellas simples y otras cuatro de pares de alambre metálico afinadas al unísono. La música se escribía tal como sonaba, una octava más baja: c0 e0 g0 c1 e1 g1. La técnica usada para este instrumento era muy simple, únicamente se requerían el índice y el pulgar para herir las cuerdas, o sino un plectro; mientras las dificultades técnicas de la guitarra española, en manos de un concertista serio, competían con aquellas del laúd.

Entre otros exponentes de la escuela del expresionismo están el español Dionisio Aguado, y los Italianos Ferdinando Carulli, Mateo Carcassi y Mauro Giuliani que compuso un concierto para la chitarra terz, un instrumento con un mástil más pequeño, afinado una 3ra menor más alto. Este concierto publicado por Diabelli en Viana, más tarde sería trascrito al piano forte por Hummel. Giuliani también compuso dúos para guitarra y flauta.

Otros compositores de renombre fueron Luigi Legnani, Kreutzer, Nüske, Regondi y el célebre compositor alemán Leonhard Schülz. Berlioz y Paganini eran guitarristas; la influencia de la guitarra en Berlioz se refleja en los espaciamientos de sus acordes. Los cuartetos para guitarra y cuerdas de Paganini muestran que conocía las inmensas posibilidades de color al combinar la guitarra con el violín y viola.

En España se dieron a conocer otros guitarristas como Julián Arcas y Napoleón Coste que se vinculó con Aguado, Sor y Carcassi. También aportaron al instrumento guitarristas como Johann Kaspar Mertz, Zani de Ferranti, Matteo Bavilaqua, Wenzeslaus Matiegka, Johann Bayer, Joseph Küffner, Johann Kapeller, etc.

La historia de la guitarra moderna llega a su cumbre con la figura del legendario Francisco Tárrega (nace en Villareal, 1852; muere en Barcelona, 1909), un connotado guitarrista y creador de la escuela moderna de la guitarra. Sus innovaciones no dependieron, como se dice, de tocar con las uñas o con la yema de los dedos, sino en el posicionamiento de las manos y los dedos, y la manera de pulsar las cuerdas. Tiene primordial importancia y Tárrega y sus discípulos dieron particular énfasis en el uso de la mano derecha. La preocupación de Tárrega era la de conseguir un mayor volumen en el sonido de la guitarra, en sus esfuerzos estudio los mecanismos del piano, y trato de comparar la pulsación de los dedos de la mano derecha que vendrían a cumplir en la guitarra la función de los martilletes del piano los cuales producen el sonido.

Anteriormente a Tárrega, los músicos pensaban en la guitarra como un instrumento concebido para acompañamiento, usado por la gente en fusión con sus cantos y serenatas. El error consistía que la guitarra popular era confundida con la guitarra como instrumento musical creado para ser tocado en solos. Las transcripciones de Tárrega de la música de Bach, Beethoven, Mozart, Haydn y compositores españoles como Albéniz y Malats mostraron las grandes posibilidades del instrumento. El mismo Albéniz, escuchando sus composiciones tocadas por Tárrega y transcritas para guitarra, dijo que eran superiores a sus versiones para piano. Las transcripciones de Tárrega que varios guitarristas las ejecutaban en numerosos conciertos, despertaron el interés de otros músicos, incluyendo Falla, Turina, Ponce, Villa-Lobos, Broqua, Castelnuovo-Tedesco y Manén, que probablemente ellos mismos nunca pensaron en componer para la guitarra. Uno de los discípulos de Tárrega fue el afamado guitarrista Miguel Llobet que brindó conciertos en las grandes ciudades de Europa, América del Sur y Estados Unidos; otros discípulos de Tárrega fueron Emilio Pujol y Daniel Fortea.

A pesar de ser la guitarra un instrumento armónico de grandes capacidades tímbricas, tiene un rango bastante limitado comparada con el piano; consecuentemente, obras musicales de una textura polifónica bastante elaborada no pueden ser bien adaptadas en la guitarra. Sin embargo, muchos guitarristas confiesan que en la guitarra la música adquiere otros matices y un espectro casi infinito de sonidos, por lo tanto reconocen alegremente la deuda e inmensa gratitud que ellos y la guitarra le deben a Tárrega, el fundador de la escuela moderna de la guitarra.

Paralelamente a los trabajos de Tárrega por obtener una técnica más sólida en la guitarra, se encuentran los trabajos del luthier Antonio Torres Jurado (1817-1892) que con algunas sugerencias de Julián Arcas, perfeccionó la forma estructural de la guitarra aumentando la caja de resonancia y el ancho del mástil, e hizo entrever la importancia de la tapa armónica en la proyección del sonido, aumentando varetas en forma de abanico como soporte a la tapa armónica. La guitarra moderna que todos conocemos es el legado de este luthier español; es cierto que desde mediados del siglo XIX han existido algunos cambios, pero todos ellos insignificantes. Desde esa época España se ha caracterizado por el arte de fabricar guitarras y se ha convertido en una tradición de familias enteras como las familias Ramírez, Hernández, Arias, etc.

La guitarra todavía sobrevive en España, donde no sólo está en posesión de mendigos y copleros, sino que es considerada un instrumento muy serio, con una técnica bastante avanzada y grandes posibilidades en la música moderna. Tal vez nos viene a la memoria el legendario Andrés Segovia (nacido en 1890) que llevó a la guitarra a las grandes salas de concierto de todo el mundo, e influenció a que compositores modernos estudien la técnica de la guitarra y compongan para este instrumento, incluso conciertos para guitarra y orquesta como el de Castelnuovo-Tedesco. Un contemporáneo de Segovia fue Agustín Barrios, el más grande compositor e intérprete de guitarra de Sud América; nació en Paraguay y viajó por toda América y Europa. Sus composiciones alcanzan el número de 300 y son consideras por muchos guitarristas de un alto sentimiento musical.

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origenes de la guitarra (segunda parte)

 

http://www.guitarraline.es/historia_de_la_guitarra.htm

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