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El secreto de las Cuerdas de guitarra eléctrica

El secreto de las Cuerdas

Ignacio Martín Sequeros

Cada una de las partes que integran nuestro instrumento musical encierra un mundo de cualidades y calidades que facilitarán, o arruinarán definitivamente, la deseada y esperada interpretación musical sobre nuestra guitarra preferida.

¿Pero de qué depende un buen sonido?
Esa es la pregunta “del millón”… que sin duda todas las marcas y fabricantes tratan de superar desde que, en 1931, Adolf Rickenbacker patentara la que se piensa fue la primera guitarra eléctrica salida de su fábrica ELECTRO STRING INSTRUMENTS CORPORATION y, en 1936, Orville H. GIBSON puso de moda su ES-150 (luego Les Paul dio un impulso a esta Compañía). Pero esos nuevos modelos de guitarras eléctricas eran de cuerpo hueco, las cuales Leo Fender despiezaba y estudiaba concienzudamente, hasta que presentó su propio diseño, denominado Broadcaster (luego llamado Telecaster) a principios de los años 50, bajo la marca de su apellido “FENDER”, que aportaba, entre otras, la novedad de hacerlas con “cuerpo macizo” y hasta con dos pastillas. Muchos diseñadores siguen copiando estos y otros modelos, aportando su “granito de arena”, por supuesto, mejorando sus cuerdas.

Paul McCartney, de “The Beatles”, hizo famoso un modelo 4001 de Rickenbacker estéreo con dos pastillas.

Los materiales, finalmente estimados como los más profesionales, fueron: buena madera para elaborar el cuerpo y el mástil, unas pastillas fonocaptoras dignas a esa calidad, unos puntos de apoyo a las cuerdas, en consonancia a lo antedicho (puente y cejuela), así como unos circuitos electrónicos y de conexiones que produzcan el mínimo ruido de fondo y la máxima ganancia. Y al final del tema, lo de siempre: “las pelas”, que luego negociarás con tu proveedor, según tu costumbre o la honradez de quien te lo ofrezca y asesore.

No podemos desmenuzar aquí todos estos temas…
Es cierto que este espacio de hoy no da ni para intentarlo mínimamente, y por eso voy a concentrar hoy estos “secretos” hacia el punto de la importancia en la elección de las cuerdas. Aún así, este capítulo continúa siendo un “mundo muy amplio”, y por ello concentro aún más mis esfuerzos al referirme, más concretamente, a las CUERDAS PARA LA GUITARRA-ELÉCTRICA-CONTRABAJO.

¿Cuándo convendría cambiar las cuerdas a mi guitarra?
Al adquirir nuestra guitarra, normalmente, ya lleva instaladas un juego de cuerdas, pero sin duda, y por muchas razones muy particulares en cada usuario, seguro que llegará el tiempo en que se nos ocurrirá cambiarlas.

Basándonos en  el piano acústico, cuando comienza su construcción, se suele partir del arpa o gran armazón de metal, inmediatamente se encuerdan y, al tiempo, ya le aplican una afinación aproximada o de estiramiento previo, para que se vayan asentando sus cuerdas. A continuación se monta tal arpa sobre su bastidor de madera y tabla armónica, volviendo a realizarse otra afinación más refinada. A medida que al instrumento se le van añadiendo más componentes, se le repiten sus afinaciones. Al salir el instrumento de su fábrica, ya habrá obtenido, al menos, unas 18 afinaciones y, aún así, cuando llegue a su ubicación definitiva, su distribuidor le facilitará una “afinación extra gratuita”.

En cuanto al contrabajo, generalmente lo encontraremos con tan sólo cuatro cuerdas. El número de afinaciones necesarias para ponerlas a punto, por supuesto, no será de tantas veces como para el piano descrito. Pero seguro que irá perdiendo tensión, tras una primera afinación, a medida que intentemos interpretar algún tema musical. Si aún no has cogido la experiencia de saber corregir de una manera inmediata las desafinaciones inoportunas que aparecen tras una nueva instalación de cuerdas, lo más sensato es que, si deseas cambiarlas, sea durante el tiempo de los ensayos, y no justo un poco antes de subirte a un escenario, porque pasarás un mal rato por su muy posible, y casi segura, desafinación.

Otra buena medida al realizar las primeras afinaciones, tras instalar unas nuevas cuerdas, será “estirarlas” con cierta energía, lo que parece “lógico” pero, generalmente, los menos experimentados a esta práctica “tienen miedo a pasarse”, al pensar que así se romperán antes. Es verdad que, quizá para una “prima” en la guitarra, este estiramiento ha de “tantearse” con algo más de cuidado, pero no tanto así, ni siquiera con una “prima” en el contrabajo; ya que, de esa manera, se “asentará” bastante antes a su lugar habitual de uso, con respecto a si no lo hiciéramos. Convendrá acostumbrarnos a esta práctica.

¿Con qué frecuencia deberán renovarse?

Un primer factor podría referirse al presupuesto individual del músico usuario de su instrumento preferido. Pero yo diría que las cuerdas no son precisamente las piezas más caras a una necesaria renovación, mientras que, generalmente, el instrumento gana en los armónicos de su sonido, gozando nuestros oídos con una agradable y mayor satisfacción cuando le instalamos ese nuevo juego de cuerdas.

De otra parte, a medida que usamos nuestra guitarra-contrabajo, además de envejecer los materiales, se va depositando, poco a poco, esa “grasilla” que inconscientemente emana desde nuestros dedos, creando capas sobre capas depositadas sobre las cuerdas, que las torna así más toscas y perezosas, con un color menos brillante (por ejemplo, por ir perdiendo su baño de níquel), hasta que finalmente llegaremos a apreciar que ya no suenan “tan brillantes”.

Algunos músicos prefieren “agotar” las posibilidades de su juego de cuerdas antes de, finalmente, cambiarlas, por ejemplo limpiándolas cuidadosamente. Existen para ello una serie de productos que puedes encontrar fácilmente en los distribuidores de instrumentos musicales. Por ejemplo venden un limpiador de cuerdas denominado FAST-FRET por tan sólo 8,50 € y que, mediante su aplicación, “levanta” esa “grasilla”, devolviendo a las cuerdas muchos de esos armónicos que estaban quedando “escondidos”, y retrasando con ello su sustitución por un nuevo juego, dando así una solución al presupuesto, no siempre dispuesto por algunos a tal destino.

Por supuesto que existen otros productos similares, así como “recetas caseras”, como el del alcohol típico de 96º, que en principio no te aconsejo, porque creo es excesivamente agresivo (quizá mejor otro más rebajado) Sí se recomienda, en todo caso, proteger la madera del diapasón en el mástil (donde van instalados los trastes) quizá mediante el uso una gamuza fina, entre las cuerdas y ese diapasón.

Alargar con una buena limpieza la vida de las cuerdas es, al menos, una medida razonable, higiénica, lógica y beneficiosa, por mejorar el sonido del instrumento, además de resultar económica. Pero… nunca será mejor que la confortable sensación que notarás al cambiar definitivamente el juego completo de cuerdas.

¿Qué tipo de cuerdas debería instalar?
Si deseas probar algo diferente a lo que ya estabas usando en tu guitarra-bajo, debes de saber que existen, fundamentalmente, algo así como cinco grupos de diferentes estilos para tu nuevo juego de cuerdas.
· Roundwound.- Tienen un entorchado “más grosero” o más áspero, a pesar de lo cuál suelen ser las más demandadas, porque proporcionan un sonido más brillante y rico en armónicos, los cuales “envolverán” a los tonos principales emitidos por cada cuerda, e incluso obteniendo al tiempo un mayor “sustain” (más tiempo sonando mientras se mantenga la cuerda pulsada) y que luego lo podrás mitigar a tu gusto, usando el resto de dedos de la mano.
· Flatwound.- Son lo contrario a las anteriores, con un entorchado más plano o “liso”, nada áspero, pero que, a cambio, nos entregan un sonido con menos armónicos, como menos “aterciopelado”, algo más grave y con menos “sustain” respecto a las anteriores. Estas cuerdas son recomendables para usarlas con los diapasones “fretless” (contrabajos sin trastes), para así evitar daños o marcas no deseadas en la madera de ese diapasón, al presionar contra ella las cuerdas con nuestros dedos.
· Halfwound.- Se utilizan menos y son, aparentemente, una mezcla resultante entre los dos tipos descritos anteriormente, con la parte superior construida con entorchado plano, mientras en la inferior tiene un entorchado más pronunciado.
· Groundwound.- Son muy parecidas a las primeras, con un entorchado “normal” pero al que se le ha aplicado una lijadura más o menos pronunciada, lo que, evidentemente, le restan algunos armónicos.
· Tapewound.- Son también parecidas a las primeras, pero éstas recubiertas de un fino acabado de Nylon que consigue un sonido algo “redondo” y de gusto un tanto especial, quizá preferidos por algunos músicos bajistas que interpretan tipos muy determinados de jazz clásico.

El grosor más normalizado para un bajo tradicional de cuatro cuerdas suele tener como calibre desde la prima al bordón: 0.4, 0.6, 1 y 1.3 mm, respectivamente. Hay quien prefiere usar otro tipo de calibres, según el estilo de música que pretenda interpretar. Su afinación habitual es: sol2, re2, la1 y mi1.

¿Dependerá el tipo que se deba elegir de la música que se interprete?
Eso es, a mi juicio, ¡FUNDAMENTAL y DETERMINANTE! Si tu estilo es del tipo “slap” o “funk” (golpeando o tirando de las cuerdas para proporcionar un mayor impacto rítmico), sin duda estás más cerca eligiendo entre las del tipo Roundwound, que aunque tienen un entorchado algo más desagradable o agresivo frente al deslizamiento de nuestros dedos sobre ellas, compensa ello con una mayor riqueza de armónicos, y después de todo, acabaremos acostumbrándonos pronto a “esa incomodidad”.
Tu proveedor también podrá proporcionarte otras variantes antes de que te acabes volviendo loco entre tantísimas variantes. Es mejor que acudas a las marcas “que te suenen” y seguro que de reconocida calidad.

¿Cuál es la cuerda que más se rompe?
En teoría, al ser las cuerdas del contrabajo más gruesas que las de una guitarra convencional, deberían durar eternamente. Pero en la práctica no siempre es así. Suele ocurrir, y según la acertada “teoría de Murphy”, que en el momento más inoportuno (en una actuación en directo, por ejemplo), no siempre la que “se va” sea “la prima”, pues a veces puede ocurrir que se rompa el entorchado por el lugar donde está sometido a su mayor tensión, por ejemplo en un punto del encordamiento junto a la pala de afinación.
Sin duda, llevar un juego completo en nuestro estuche es una opción

Raramente, pero también al estar muy envejecida alguna cuerda, podría quebrarse en el punto de su apoyo en y sobre el puente. Las cuerdas envejecen con el tiempo y así pierden el “brillo” en su aspecto, e igualmente en el resultado del sonido que entregan. Guardar el instrumento en su estuche cuando no se usa, sin duda, será una buena medida para retrasar ese envejecimiento por la oxidación a las cuerdas, producido por el efecto nocivo del aire que las circunden. Si le das un buen uso y mimo a las partes de tu instrumento, él te devolverá el favor a tu gusto, al sentirlo con un mejor sonido y agradecer el acariciarlo.

Y cuando en ese momento se rompa cualquiera de las cuerdas, cosa en contrabajos poco frecuente, lo mejor sería cambiar el juego entero, aunque de momento aproveches y salgas de ese “apuro”, con el repuesto que tengas más a mano, quizá de otro juego atrasado y del que aún te fíes; pero no a tanto de “confiarte” como solución permanente, porque una vez instalada una cuerda y luego retirada del instrumento, por la circunstancia que proceda, probablemente su tensión desequilibrará la antigua posición que antes mantenía y, finalmente, te acabará dando problemas, quizá con su sonido entregado.

Al instalar un nuevo juego, cuando no tienes grandes dificultades en afinarlas (cuestión de costumbre o de entrenamiento), es una gozada comprobar con deleite que suena como muchísimo más “amplio”.

Otras influencias en la calidad del sonido, además de por sus cuerdas
Sus puntos de apoyo, por ejemplo en la calidad del Puente instalado sobre el cuerpo de la guitarra-baja. Cuanto más masa tenga ese Puente, normalmente aumentará también en mayor medida el sustain del sonido entregado por las cuerdas apoyadas en él. El contrabajista Steve Harris, al que muchos admiran, usa un puente de este estilo en su Precision Fender, lo que influye a cambiarlo a algunos otros.

Otro punto importante para la brillantez en el sonido entregado por el instrumento, guitarra-bajo, es la CEJUELA, ese punto donde se apoyan las cuerdas al final del mástil y antes de la Pala Afinadora. El material de que está construida la cejuela, antiguamente era (en muchos ahora también) de hueso, pero al perfeccionamiento en los plásticos, se usan variedades de este material, según los casos. Más sofisticado ya es el uso por algunos en su hechura, usando grafito, TUSQ (un marfil sintético elaborado con polvillo de hueso) e incluso de metal o de latón, que le proporciona un brillo al sonido más excepcional. En todo caso, tocar este elemento por un aficionado podría arruinar la eficacia de la guitarra-baja, al aparecer, por ejemplo, los indeseados “trasteos”. Mejor que haga esos cambios un buen experto o luthier bien entrenado.

Marcas de juegos de Cuerdas
Casi todos los grandes fabricantes de guitarras (especialmente entre las marcas norteamericanas) suelen disponer de sus propios juegos o tipos diferentes de cuerdas que podrás instalar.

Por supuesto que marcas tan reconocidas como FENDER, GIBSON, CARVIN, MUSICMAN, IBÁÑEZ, ALEMBIC, EPIPHONE, HOFNER, WASHBURN, MARTÍN, VIGIER, WARWICH y muchas más, inundan el mercado de productos.

En el pasado mes de agosto estuve personalmente visitando una de las tiendas de música más afamadas en la Ciudad de San Francisco (California-USA), llamada “Haight 1540 Ashbury Musical Center”; cuyas amplias paredes (la tienda tiene bastante altura y mucho fondo) están, como puedes suponer, llenas de guitarras de todo tipo y artefactos electrónicos. También hay una enorme pared, repleta y a la vista, de muchísimos tipos de juegos de cuerdas, tanto para guitarras como para guitarras-contrabajo. Se acaba uno perdiendo entre tanta variedad… Pasan ya de 200 los diferentes tipos o marcas posibles de adquirir, aunque no todas ellas están en nuestras tiendas. Si acaso en éstas sí encontraremos la mejor representación, o lo que produce mayor demanda entre los músicos más experimentados. Seguro que un proveedor responsable (como por ejemplo, Alex en AGADIO, en la calle Hermosilla de Madrid) y ajustándose a tu presupuesto, te va a proporcionar gratas opciones en este y otros temas relacionados con el contrabajo.
Entra ahora con fuerza en nuestra Península las prestigiadas cuerdas de la marca ROTOSOUND, que yo vengo ya usando desde los años 60 con mucha satisfacción. En este momento acabo de instalar de ellas un nuevo juego del tipo CUSTOM FLATWOUND (de calibres 0.5, 0.75, 0.95 y 1,10 mm) y estoy, como siempre, muy satisfecho por sus resultados y especial buen sonido entregado a mi JAZZ BASS de FENDER (tengo dos de este modelo, uno de 1963 y otro de 1982, ambos made in USA). El del 63 es el primero de este modelo que entró a España, y a este le he instalado ahora el nuevo juego. ¡VA DE LUJO! Yo suelo tocar con púa (cosa poco usual hoy) y ahí se nota su rotundidad y primacía en los armónicos, satisfactoriamente entregados en cada cuerda, a pesar de ser éstas del tipo “de entorchado suave”, como ya explicaba más arriba.

ROTOSOUND fabrica cuerdas para bajo desde los años 50, creadas por James How (que era violinista). A partir de los años 60, ya casi todos los bajistas del “Pop” y del “Rock” usábamos estas cuerdas entorchadas por esta fábrica; y apuesto que fueron de las preferidas por la mayoría de entonces. En los 70 aumentó la competencia con otros muy buenos productos similares, pero aún sigue habiendo muchísimos adeptos a las de ROTOSOUND.

Otras marcas destacadas y solicitadas en nuestros comercios son, por ejemplo, las de “GHS”, “ELIXIR”, “D´ADARIO”, “DEAN MARKLEY”, “ERNIE BALL” (preferidas por mucha gente). Las “GATO NEGRO” que son muy vendidas en España, suelen ser montadas en las guitarras, más que en los contrabajos.

Existen juegos especiales para otro tipo de contrabajos que pocos usan, por ejemplo los que no tienen forma de guitarra, sino estilizadas formas que apoyados en su pié al suelo, son tocados al estilo de los grandes y tradicionales contrabajos de madera, por ejemplo para ejecutar jazz tradicional. Antiguamente estas cuerdas se elaboraban con tripas de animales debidamente tratadas. Hoy también son entorchadas de metal, pero suaves al tacto, para no dañar el diapasón del mástil que no tiene trastes metálicos.

También ya mucha gente está usando guitarras-bajo de cinco cuerdas, en lugar de cuatro tradicionales, lo cual añade un SI abajo del bordón MI. También, menos en España, son usadas las guitarras-bajo de seis cuerdas (que añaden generalmente un “DO3” por encima del “sol2”) Con ellas vemos a algún maestro norteamericano, que las manejan, por ejemplo, cuando “solean” con su voz humana al tiempo y sobre la misma melodía que ejecutan en este tipo de guitarras-bajo. Por supuesto, hay muchos tipos de cuerdas para elegir en estos casos.

Existen “piraos” que han llegado a solicitar que les construyan guitarras-bajo de hasta ONCE cuerdas… y por supuesto, en esos casos suelen combinarse juegos de la misma marca y tipo, que se usan para guitarra “normal”, más las de las “guitarra-bajo”.

Igualmente, hay maravillosos profesionales, como Victor Wooten, a quien le sobran sus “sólo cuatro…” cuerdas de su bajo/ contrabajo para lograr impactar él sólo al usarlas, como si ya se tratara de toda una “gran orquesta…” No se trata pues de cantidad sino de calidad, tesón, ganas y buenos elementos, los mejores a nuestro alcance… y si no, pues te puedes dedicar a otras cosas que también merecen la pena en esta vida, aunque no sean musicales… Claro que algunos si no existiera esa “música”… la estaríamos tratando de “inventar”…

http://www.ispmusica.com/noticia.asp?id=1082

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