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¿Qué guitarra eléctrica me compro?

A diferencia de otras partes del mundo, en los países de tradición hispana y hasta ahora, lo normal era encontrar en muchos hogares una guitarra, clásica o de flamenco (en adelante, guitarra española).
A la guitarra española se le llama en muchos países con otro nombre (“criolla” en Argentina, “morisca” en Cuba, etc.). O si se quiere, al revés, a la guitarra criolla en España se le llama “guitarra española”. Utilizaremos éste último término por ser el más habitual incluso en su traducción literal a otros idiomas.
Por eso, la mayoría de las veces, un aficionado que quiere comprarse una eléctrica ya sabe poner al menos cinco o seis acordes; ya sabe por ejemplo que tiene seis cuerdas, que se afina de un determinado modo, y que hay varias formas de tocarla.
Pero vamos evolucionando y la presión de la música que se programa en la radio, la de las discos y bares de copas, la música popular en definitiva, es hoy de clara influencia anglosajona. En seguida la guitarra de cuerdas de nylon se convierte en un trasto inútil, pues no se pueden conseguir los sonidos ni la estética deseada, así que en seguida nace la ilusión por una guitarra eléctrica.
Teniendo en cuenta que el origen de la guitarra eléctrica, allá por los años 30 del pasado siglo, fue una guitarra española a la que le adosaron o introdujeron un micrófono de forma permanente, las diferencias básicas son las siguientes:
 

 

-La guitarra eléctrica tiene innumerables  formas sin por ello perder su naturaleza. Las hay de cuerpo hueco, de cuerpo sólido, de infinidad de materiales, formas y tamaños, con sonidos totalmente distintos, y se comercializan masivamente en cualquiera de esas formas. A veces nos planteamos si es lógico que todas ellas sean consideradas un mismo instrumento. Por el contrario, la guitarra española responde a un diseño y a unas medidas que apenas han variado en los últimos cien años, aunque existen ligeras diferencias o especificaciones según el fabricante.
-La guitarra eléctrica usa cuerdas de metal, mientras que la española las usa de nylon. Esto hace que la eléctrica sea más agresiva para las yemas de los dedos. No obstante, salvo que decidamos poner un juego de cuerdas con un calibre extremadamente alto, por regla general las guitarras eléctricas son más fáciles de tocar, más blandas, que las españolas. Ello se debe a que las cuerdas de metal son, aunque más agresivas, más flexibles y sobre todo la acción es más baja. Es decir: las cuerdas están más bajas y pegadas al diapasón, así que un simple apoyo hace que la cuerda suene clara y la nota definida, cos impensable en una guitarra española.
Esto facilita el aprendizaje, pues aún teniendo poca fuerza en las manos, podemos hacer sonar el instrumento de forma convincente, por ejemplo haciendo cejillas. Dado que las cuerdas de metal hacen más presión sobre la estructura del mástil que las cuerdas de nylon, si ponemos unas cuerdas de metal en una guitarra española, lo más normal es que con el tiempo la pala se resquebraje o se parta en dos. ¡cuidado!
-El mástil de la guitarra eléctrica es más estrecho que el de una guitarra española. Ello facilita enormemente la digitación en punteos rápidos y en acordes complicados.
-La guitarra eléctrica es más versátil. Aún sin tener en cuenta el uso de los innumerables efectos para guitarra que se comercializan, una guitarra eléctrica produce distintos sonidos gracias a su configuración de pastillas y al efecto que produce jugar con el botón de volumen. Cuando tenemos un equipo de calidad, el botón de volumen no sólo lo aumenta o disminuye, sino que también cambia el timbre de la guitarra.
-Evidentemente, la guitarra eléctrica necesita SIEMPRE el uso de un amplificador eléctrico. La enorme diversidad de amplificadores hace que la elección sea apasionante … o tediosa. Pero indudablemente el amplificador tiene una importancia vital –incluso posiblemente superior al de la guitarra eléctrica- para el sonido final.

 

¿Qué debe influir en nuestra decisión a la hora de comprar una guitarra?
Lo primero, sin duda, el presupuesto.
Si sólo tenemos 300 euros/dólares, podemos ahorrarnos un enorme trabajo de búsqueda pues una buena parte del catálogo será inalcanzable para nosotros. Y no olvides que salvo algunas cuestiones, las diferencias entre ellas son meramente estéticas.
Si es nuestra primera guitarra, hay que pensar también que debemos reservar algo de dinero para el amplificador. También ayuda, para no cansarnos al cuarto día y tirar todo a la basura, adquirir algún pedal de efectos (recomiendo una unidad reverb/eco, sin olvidar que algunos amplis ya lo llevan incorporado).
Con tan poco dinero es realmente difícil comprar algo bueno, pero en el mercado de segunda mano suele haber cosas muy interesantes. La opción de los instrumentos y amplis de segunda mano es muy conveniente. Normalmente se entiende adecuado un precio que ronde el 40%-60% del PVP del instrumento. Por ese precio obtenemos un instrumento que pudo haber sido muy bien tratado, o que sólo tiene defectos de acabado o mala conservación exterior.
El instrumento siempre será de mucha más calidad que uno que cueste ese dinero en la tienda. De paso, ayudamos al vendedor a comprarse una cosa mejor, pues si algo apenas varía es que los guitarristas somos personas a las que nos gusta mejorar de instrumento tan pronto nuestra economía o nuestra suerte nos lo permite. E incluso antes de que nos lo permite.
Si el dinero no es problema para ti, o si eres incapaz de adquirir algo que ya haya pertenecido a otra persona, olvida los dos párrafos anteriores.

¿Como distribuir mi presupuesto entre la guitarra y el amplificador? ¿Son una buena elección los packs?
Para empezar a tocar la guitarra eléctrica, y salvo que nuestra ilusión sea patológica y a prueba de bombas, es necesario que elijas una configuración que mantenga tu interés mientras aprendes.
La mayoría de las guitarras baratas son imposibles de mantener afinadas durante 5 minutos de uso. Sus herrajes (el puente, el clavijero…) son de un tacto desagradable y de mala calidad. Normalmente se acaba convirtiendo en un trasto a los pocos meses o, lo que es peor, acaban con nuestra incipiente afición. Por eso, se suele aconsejar al aprendiz la guitarra de más calidad que pueda permitir su presupuesto, sea nueva o usada.
En esta fase, es más importante TOCAR que SONAR. Más adelante, cuando ya se tengan claros unos cuantos conceptos, la importancia se invierte. Un buen amplificador mejorará enormemente nuestro sonido. No hará que toquemos como los grandes, pero sí que hará que sonemos como los grandes. Para tocar como los grandes hay que invertir el dinero en el instrumento, no en la cadena de sonido.
Evidentemente el talento, el aprendizaje y la práctica son fundamentales e insustituibles, pero ahora estamos hablando de dinero. Lo que sí es importante comprender, es que normalmente cuando pasamos de un amplificador de 500 euros a uno de 1500 euros, la mejoría es enorme, mientras que cuando pasamos de una guitarra de 500 euros a una de 1500 euros, esa mejoría a veces ni se nota, dependiendo, claro está, de los modelos de que estemos hablando, su origen, etc.
En cuanto a los packs, hay una enorme competencia en ese segmento de precios, pero lo que se obtiene normalmente es de muy mala calidad. Calcula lo que cuesta el transporte de esos objetos desde China, el beneficio del fabricante, el beneficio del distribuidor y el beneficio de la tienda, quítale los impuestos, y el resto es el valor real y la medida de la calidad de lo que estás comprando.
Algunas marcas gastan, además, enormes sumas en publicidad.
Si tú tienes un pack de los que estamos hablando, no te ofendas por estas consideraciones, pero piensa que has comprado lo más barato del mercado. Aunque lo más caro no es siempre lo mejor, normalmente así es. Como todo en la vida.
¿Y si no sabemos qué música hacemos o vamos a hacer?
Entonces cómprate la guitarra más versátil que puedas. Es decir, la que más tipos de sonido produzca o más estilos de música se pueda tocar con ella.
Hay unas reglas generales que como tales admiten excepciones:
Las guitarras huecas son ideales para Jazz. Las semihuecas son ideales para blues (o rock si se toman algunas pequeñas precauciones).
Las sólidas valen para pop, rock . También valen para Jazz, sobre todo si usamos la pastilla de la posición del mástil, y cerramos un poco los agudos, por ejemplo. Los diapasones de arce (color claro) suenan más brillantes que los de palorrosa (color marrón), aunque para casi todo el mundo son más bonitos los primeros. Los mástiles atornillados dan más definición que los mástiles encolados, aunque se dice –sin que haya unanimidad- que dan menos estabilidad a la guitarra.

¿Qué es lo que más influye en el precio?
Este es el principal punto de debate.
Una cosa que influye muchísimo en el precio final son los controles de calidad. El que una fábrica tenga un buen control de calidad no sólo implica la contratación de más trabajadores dedicados a revisar materias primas e instrumentos, sino que dichos trabajadores quieren justificar su puesto de trabajo y mandan de vuelta al proveedor de materias primas, o a la cadena de montaje muchas piezas o instrumentos que no alcanzan los estándares de calidad fijados como objetivo por la empresa. Supone un costo enorme. De las marcas “grandes”, o sea dejando a un lado los pequeños talleres, la empresa que más prestigio tiene en este sentido es, quizá, PRS.
Otra cosa que influye en el precio es el marketing. Hay muchos segmentos de precios, y en cada segmento la guerra es feroz.
Hay, por el contrario, algunas marcas o fabricantes, que pueden pedir lo que quieran porque no tienen competencia, o eso opinan. Teniendo en cuenta que la guitarra eléctrica más copiada de la historia es la Fender Stratocaster, puedes dar mil vueltas y comprar mil instrumentos más baratos, pero si quieres tener el original, debes comprarte una Stratocaster al precio que fija el fabricante. Lo mismo ocurre con la Gibson Les Paul. A esto se denomina “marquitis”, que no es un fenómeno exclusivo de las guitarras, ni mucho menos.
Por lo demás, algunas técnicas de construcción son más caras que otras, los materiales usados encarecen mucho el instrumento, pero lo que quizá más influye es el origen. Así, una guitarra made in USA será mucho más cara que una Made in México, y una Made in Japan será más cara que una Made in Taiwan.
Las más baratas de todas, las hechas en China, Vietnam o Indonesia. Esto se debe a muchísimos factores. En primer lugar, las grandes firmas han trasladado la producción de las guitarras de menos calidad de su catálogo a los países donde la mano de obra es más barata. Por ejemplo, en México se hacen las fenders de baja calidad de materiales, aunque la fábrica ubicada en USA está repleta de trabajadores mexicanos, tan mexicanos como los que trabajan en la fábrica de México. Sin embargo, la made in USA es mucho mejor guitarra –sobre el papel- y desde luego, más cara.
En la actualidad se hacen excelentes guitarras en los países asiáticos. La calidad de las series medias ha subido enormemente en los últimos años. De hecho, muchas marcas distintas como Cort, Samick, Epiphone, Fender, etc. hacen sus guitarras de calidad media exactamente en la misma fábrica de Korea y con las mismas máquinas, limitándose cada productor a proporcionar a la fábrica los códigos para que las máquinas CNC hagan su trabajo. Un mismo trozo de madera puede dar lugar a una Epiphone y a una Fender, dependiendo a qué parte de la fábrica vayan las dos partes en que se corte.

¿Y las pastillas?
Las pastillas son los “micrófonos” que recogen la vibración de las cuerdas y la convierten en señal eléctrica susceptible de amplificarse y por tanto de “oírse”. Hay una enorme variedad de pastillas y cada marca usa las suyas aunque no siempre un fabricante de guitarras fabrica sus propias pastillas. Una cosa es evidente. Suena más potente, más gorda y brutal una pastilla doble o “humbucker” que una sencilla o “single”. Pero la single suena más clara y definida, y menos nasal. Consiguientemente, con las consabidas excepciones, la humbucker pertenece a la tradición Gibson y la single a la tradición Fender. Y ya tenemos, de nuevo, dos filosofías distintas.
Lo normal es usar humbuckers para jazz y rock y las singles para todo lo demás, pero son tantas y tan importantes las excepciones y matizaciones posibles, que mejor no seguir por este camino. Por no hablar de las Soapbar/P-90, claro.

¿Y si compro una guitarra barata y le pongo unas pastillas buenas?
El resultado es impredecible.
Las guitarras baratas no sólo tienen unos materiales más baratos sino, lo más importante, unos controles de calidad más reducidos. La guitarra barata puede salir buena, decente o, lo más habitual, mala. Unas buenas pastillas no sólo no solucionan los problemas estructurales de la guitarra, sino que lo normal es que los reproduzcan con mayor fiabilidad. Del mismo modo que un ignorante con un Mercedes no es menos ignorante, una mala guitarra con pastillas Gibson no es una Gibson, ni se convierte por ello en una buena guitarra.
Te damos una idea: Si quieres que suene a Gibson, en lugar de gastarte 180 euros en unas pastillas, cómprate un Behringer V-amp, que emula el sonido Gibson aunque estés tocando con un palo de escoba. Y de paso te diviertes y tiene un montón de efectos y emulaciones de amplis. O mejor, ahorra un poco y cómprate por 750 euros una auténtica Gibson Les Paul Studio usada en buen estado.
Recuerda, además, que un cambio de pastillas apenas influye en el sonido final. Es muchísimo mayor la influencia de los altavoces del ampli, y ya no digamos la influencia del propio ampli.
Si lo que ocurre es que las pastillas son una auténtica basura, no tengas en cuenta los párrafos anteriores. Tíralas y cámbialas, pero recuerda una vez más que si el instrumento es malo –que será lo normal-, no gastes demasiado en mejorarlo, porque es invertir tu dinero en material de desecho.
¿Y la conclusión?
Lo sentimos, pero no hay una conclusión. Debes descubrir por ti mismo/a las diferencias entre unas guitarras y otras.
Lo importante es conocer el producto para poder elegir por ti mismo/a. Después de leer esto ya tienes unas nociones básicas, elementales. Completa esta información leyendo por esta web y visita tu tienda favorita, prueba los instrumentos que se ajusten a tu presupuesto, pálpalos, revísalos, enchúfate, y estate atento/a a las sensaciones.
La estética es muy importante, porque los guitarristas nos preocupamos enormemente -demasiado-, por la imagen. Eso es cierto, pero también es cierto que tus gustos cambiarán con el tiempo, y que si hay cientos de modelos es porque los guitarristas tenemos gustos muy distintos y los fabricantes lo saben y se aprovechan de ello.
Lo importante de una guitarra es que mantenga unos estándares mínimos de calidad y que el guitarrista se sienta a gusto con ella.
Suerte en tu elección.
http://www.guitarristas.org/index.php?pid=20

 

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